Que si lavarlo todos los días es malo. Que si no pasa nada. Que si depende del champú. Que si puede hacer que te quedes calvo… De todos los mitos y debates sobre el cuidado capilar, el más extendido, habitual y aparentemente irresoluble es el de la frecuencia de lavado del pelo. Hay ya ríos de tinta vertidos al respecto, y seguramente nada sirva para dirimir definitivamente el conflicto, pero, aún así, queremos poner nuestro granito de arena. Vamos a mojarnos y a aclarar (era inevitable…) de una vez por todas esta cuestión. Vamos allá.
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¿Es malo lavarse el pelo a diario?
Respuesta rápida: en términos generales, no. No pasa nada por lavarse el pelo todos los días. El champú actúa únicamente sobre el tallo del pelo y la superficie de la piel. No tiene capacidad para penetrar en el cuero cabelludo y llegar a afectar a la raíz del pelo, por lo que no puede provocar ni acelerar la alopecia. ¿Qué efectos negativos sí puede tener? Emplear un producto inadecuado para el tipo de pelo y de piel sí puede ser contraproducente, ya que puede resecar el cabello o, por el contrario, contribuir a engrasarlo de más. Pero esto, como se puede deducir fácilmente, tiene más que ver con la elección del champú (y del resto de productos empleados) que con la frecuencia de uso del mismo. Por supuesto, lavarlo en días alternos tampoco es malo en sí mismo, aunque tampoco lo más recomendable para todo el mundo.
Entonces, ¿cuál es la frecuencia correcta?
Llegamos ya al quid de la cuestión. Ni lavarlo todos los días ni hacerlo de forma alterna son hábitos buenos o malos. La elección de una u otra será lo más aconsejable para cada persona en función de una serie de factores. Concretamente, del tipo de piel, del tipo de pelo y de los productos empleados. Profundicemos un poco en cada uno de estos aspectos.
1. El tipo de piel:
Es el factor más influyente. El tipo de piel del cuero cabelludo marca, más que ninguna otra cuestión, el ritmo al que se engrasa y ensucia el pelo. Las glándulas sebáceas se ubican junto a la raíz del folículo y producen sebo constantemente, el cual se adhiere al pelo y lo va engrasando y apelmazando. Un cuero cabelludo “normal” o mixto, ni muy seco ni muy graso, producirá menos sebo y, por tanto, será suficiente con lavarlo dos o tres veces por semana. Si el tipo de piel es más graso, la frecuencia de lavado necesaria será mayor, de cuatro o cinco veces por semana (o, incluso, todos los días, en los casos más extremos). Por el contrario, los cueros cabelludos más secos pueden sufrir con un exceso de lavado, dando lugar a resecamiento y caspa.
2. El tipo de pelo:
La forma y textura del pelo, como no podía ser de otra manera, también influye en cómo se ensucia y engrasa el pelo. Por ejemplo, en las cabelleras rizadas el sebo tarda más en llegar desde la raíz del pelo hasta la punta, por lo que suelen requerir menos lavados semanales. El pelo lacio, por el contrario, se ensucia mucho más rápido, luciendo un aspecto de “pegado” al cráneo poco estético. En estos casos será necesario lavarlo con mayor frecuencia. De igual forma, otros factores como la densidad capilar, o si se lleva el pelo muy corto o largo también repercuten en la velocidad de ensuciado.
3. Los productos empleados:
Por último, pero no menos importante, tenemos el tipo de productos utilizados en el pelo. Lavar un pelo graso con un champú específico para ello contribuirá a ralentizar la producción de sebo y, por tanto, disminuirá la frecuencia necesaria de lavados. Pero no solo influye el champú: por ejemplo, muchos hombres recurren al acondicionador para suavizar su pelo, especialmente aquellos que lo tienen muy ensortijado o rizado. En estos casos, hay que prestar atención a la composición y recomendaciones del producto, pues al hidratar el pelo también podría engrasarlo de más y obligarnos a lavarlo más a menudo. Asimismo, el empleo habitual de otros productos como gominas, lacas y ceras también hacen necesario aumentar el número de lavados semanales.
Familiarízate con tu pelo y lávalo cuando lo necesite
Visto todo lo anterior, el título de este apartado es el mejor resumen y consejo posible. Esfuérzate en conocer a fondo tu tipo de piel y cómo evoluciona y se ensucia tu pelo. En función de esto, elige los productos que mejor se adapten a tus características y utilízalos los días que sea necesario. De esta forma, te asegurarás de tener siempre el pelo en condiciones óptimas, limpio y con el aspecto deseado.
Conocer tu pelo y sus necesidades también te resultará útil para detectar otros problemas de salud capilar
Conocer nuestro tipo de cabello y aprender a lavarlo cómo y cuándo necesita es clave para lucir el mejor aspecto posible. Pero también puede ayudarnos a identificar determinados problemas de salud capilar que van más allá de la rutina de lavado. Elementos como la dermatitis, la pérdida de brillo o la caída del pelo pueden ser reflejo de problemas de mayor calado, como ciertos déficits nutricionales, enfermedades de la piel o alopecia. Si detectas cualquiera de estos u otros síntomas que podrían indicar una mala salud capilar, te recomendamos acudir a un especialista a la mayor brevedad. La mayoría de estos problemas se pueden solucionar con un diagnóstico y tratamiento temprano.
En MAN Medical Institute contamos con los mejores expertos en salud y tratamientos capilares, que te darán la mejor solución para cada problema y te acompañarán en todo el proceso. No lo dudes más y, si nos necesitas, llámanos,. Estamos aquí para ti.