Que levante la mano el que no haya confundido nunca las palabras inglesas ‘angry’ (enfadado) y ‘hungry’ (hambriento). Es más, los ingleses tienen un dicho que versa: ‘A hungry man is an angry man’ (un hombre hambriento es un hombre enfadado). Tras esta muestra de sabiduría popular británica (casi un oxímoron) se esconde una realidad científica: el hambre despierta nuestra irritabilidad y mal humor. ¿Quieres saber por qué? Sigue leyendo.
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Cuando tengo hambre me enfado
“Cuando tengo hambre me enfado y no respiro”. Puede sonar a broma, pero la verdad es que hay una base real detrás de esta frase. La sensación de hambre es un impulso fisiológico y neuronal que provoca una respuesta emocional y cognitiva. Dicho de una forma más sencilla, la “llamada” del hambre es una demanda natural del cuerpo para incentivarnos a satisfacer la necesidad básica de comer. El mecanismo que desencadena este proceso libera una serie de hormonas que, como consecuencia lateral, influyen en nuestro estado de ánimo y mental.
¿Por qué te pones de mal humor cuando tienes hambre?
Como ya adelantábamos en el apartado anterior, el mecanismo de la “sensación de hambre” activa tanto el sistema nervioso autónomo como una respuesta hormonal, lo que, inevitablemente, repercute sobre las emociones. Vamos a profundizar en esta relación desde los dos puntos de vista, el hormonal y el emocional:
Las culpables pueden ser las hormonas
Cuando el hambre aprieta, el cuerpo libera una serie de hormonas, entre las que se cuentan el cortisol y la adrenalina. Se trata de dos hormonas estrechamente vinculadas al estrés y la ansiedad. En consecuencia, el hambre, cuanto más acuciante se vuelve, nos sume en un estado de tensión, nerviosismo y potencial agresividad. La explicación biológica detrás de esta reacción podría estar en cómo el organismo necesita “ponernos en acción” para remediar los bajos niveles de energía y azúcar en sangre. La “mala leche” nos impulsa a buscar comida y no pensar tanto en otras cuestiones. Una concentración obsesiva muy similar a la que despierta el estrés
Las culpables también pueden ser tus emociones
Por otro lado, también podría haber otra explicación más compleja relacionada con una respuesta emocional más elaborada. Partiendo del concepto psicológico de la teoría del afecto, según la cual el estado de ánimo puede influir temporalmente en nuestra forma de ver e interpretar el mundo, investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapell Hill (EEUU) han hallado dos elementos que condicionan el mal humor causado por el hambre: el contexto y la consciencia de uno mismo. Mediante una serie de experimentos con participantes voluntarios, los expertos determinaron que la exposición a situaciones negativas, así como la consciencia sobre las propias emociones de los sujetos influían en la sensación de hambre y en la respuesta hacia la misma.
¿Mal humor por hambre? Hoy no será ese día
Visto todo lo anterior, llegamos a la siguiente pregunta: ¿qué podemos hacer para controlar las reacciones negativas frente al hambre? La respuesta es que debemos entender cómo funciona nuestro cuerpo y sus reacciones hormonales, ser autoconscientes de nuestras emociones y planificar con antelación las comidas para evitar el mal humor. Además de esto, existen unos consejos que podemos seguir para controlar la saciedad y el mal humor. vamos a verlos:
No te saltes el desayuno
La importancia del desayuno es algo que se recalca a menudo porque, en esencia, es completamente cierto. Tras toda la noche en ayuno, por la mañana el cuerpo está en niveles mínimos de nutrientes y glucosa. Por lo tanto, un buen desayuno resulta fundamental para equilibrar y poner en buen funcionamiento al organismo y, en consecuencia, a nuestro estado de ánimo.
Ingesta de proteína como ayuda para no tener mal humor por hambre
Las proteínas son de digestión más lenta que otros nutrientes como carbohidratos o grasas. ¿Qué implica esto? Que al tardar más tiempo en ser metabolizadas, prolongan durante más horas la sensación de saciedad del cuerpo. El resultado es que la llamada del hambre tardará más tiempo en aparecer y, con ello, también el mal humor asociado. Por tanto, es muy aconsejable incluir más proteínas en nuestra dieta, eso sí, atendiendo a que sean de origen variado y no solo animal, ya que estas suelen ir acompañadas de altos niveles de grasas (como es el caso de los lácteos o las carnes rojas).
¿Sabes lo que es el índice glucémico? También puede ayudar
El índice glucémico es una variable que mide cómo de rápido el cuerpo convierte un alimento determinado en energía útil o glucosa. Los carbohidratos simples (como el pan blanco o el azúcar refinado) tienen el índice glucémico más alto, mientras que los complejos (como los cereales o los vegetales) son de digestión más lenta por el alto contenido en fibra. Conociendo el índice glucémico de los distintos tipos de alimentos, podemos plantear y planificar las comidas de forma que nos mantengan saciados y satisfechos durante el tiempo necesario.
Si pasas hambre para perder peso y quitar esa grasa localizada… No tienes por qué
Una de las razones habituales por las que pasamos hambre de forma constante (y, con ello, nuestro mal humor se convierte en un hábito), es por estar llevando a cabo una dieta restrictiva para perder peso. Ya hemos hablado en varias ocasiones en este blog de que la receta ideal para bajar kilos es comer de forma equilibrada y saludable, y hacer ejercicio regular. Las dietas radicales suelen ser, valga la ironía, pan para hoy y hambre para mañana. Pero también sabemos que el dúo buena alimentación y deporte exige mucha fuerza de voluntad y, además, no siempre es suficiente.
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Ya sabes cómo afecta el hambre a tu estado de ánimo, no dejes que afecte a tu día a día. Y, si necesitas ayuda, no dudes en llamarnos. Estamos aquí para ti.