El envejecimiento del rostro, por ser el más visible y evidente, es el que más nos preocupa. Con los años, la piel va perdiendo elasticidad y tersura, y comienza a volverse más flácida. Arrugas, líneas de expresión, piel seca, pérdida de definición y de volumen… Los signos de la edad se van acumulando progresivamente sin que podamos hacer nada por evitarlo. ¿O sí? Vamos a analizar cómo y por qué se produce el envejecimiento facial y qué podemos hacer para ponerle freno.
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Los principales factores del envejecimiento facial
El primero y más determinante es la edad. Con el tiempo, las células del cuerpo se van oxidando y aparecen los radicales libres. Fruto de ello, la piel pierde elasticidad y tersitud, la grasa subcutánea se descuelga y se pierden masa muscular y ósea. El resultado es la flacidez o caída general de los tejidos y la aparición de manchas y arrugas. Además del paso natural del tiempo, otras causas también afectan a este proceso:
La genética es muy determinante
Efectivamente, la predisposición genética marca en gran medida el ritmo de envejecimiento de la piel. Asimismo, también influye el género: los hombres tienen la piel más gruesa y grasa, así como más masa muscular, por lo que su envejecimiento, por lo general, es más tardío.
El sol sin protección
La radiación solar es la principal culpable del envejecimiento prematuro de la piel. La radiación UVA y UVB, la infrarroja e incluso la luz visible provocan manchas, afectan a las células de la piel y disminuyen la capacidad de producción de colágeno.
Estrés
El estrés prolongado provoca alteraciones en el sueño y en la circulación sanguínea , elementos clave en la regeneración cutánea. La falta de descanso produce ojeras y bolsas en los ojos; mientras que los problemas de circulación limitan la nutrición y oxigenación de los tejidos, por lo que la piel se torna flácida y deshidratada.
Mala alimentación
Una dieta desequilibrada tiene su impacto en la piel. Muchos problemas dermatológicos tienen su origen en déficits nutricionales. Asimismo, un aporte equilibrado de vitaminas, minerales, ácidos grasos y oligoelementos ayuda a combatir el estrés oxidativo y favorece la salud de la piel.
El tabaco afecta también a la piel
El tabaco, huelga decirlo, no es bueno para nada. Las sustancias nocivas del tabaco aceleran el envejecimiento facial. Fumar reduce la circulación sanguínea, disminuyendo la cantidad de oxígeno que llega a los tejidos, y aumenta los radicales libres, que afectan a los niveles de colágeno.
¿Tu piel se encuentra envejecida? Los principales signos visibles del envejecimiento de la piel
El envejecimiento implica un deterioro progresivo en las distintas estructuras faciales. Con los años, la frente aumenta porque las cejas descienden, las orejas y la nariz aumentan de tamaño, los ojos y el mentón, así como los pómulos, pierden firmeza. Aparecen también las arrugas, las patas de gallo, las bolsas y ojeras.
Arrugas
Las arrugas son líneas y pliegues que se forman en la piel como resultado de la pérdida de firmeza de la misma. Algunas arrugas se pueden convertir en grietas o surcos profundos y pueden ser particularmente notorias alrededor de los ojos, la boca y en el cuello.
Pérdida de volumen y densidad
La disminución de los niveles de colágeno y elastina provocan que la piel pierda su capacidad de retener la humedad, secándose y perdiendo volumen. Igualmente, también influye en esto la pérdida y descolgamiento de la grasa subcutánea.
¿Existe alguna solución o tratamiento para el envejecimiento facial?
Al tratarse de un proceso natural del cuerpo, el envejecimiento como tal no se puede evitar. Pero sí puede retrasarse su aparición y paliarse sus efectos. La clave reside en los buenos hábitos: una correcta alimentación, evitar el alcohol y el tabaco, descansar adecuadamente, mantener bajo control los niveles de estrés, utilizar protección solar y recurrir a cremas y productos cosméticos que mantengan hidratada y flexible la piel son acciones que pueden marcar una gran diferencia. ¿Qué hacemos si, a pesar de seguir buenos hábitos de cuidado, los efectos del envejecimiento se presentan? Vamos a verlo.
El ácido hialurónico puede ser tu mayor aliado
El ácido hialurónico, componente habitual de cremas y tratamientos anti-arrugas, es una sustancia presente de forma natural en muchos órganos y tejidos del cuerpo humano (como la epidermis, cartílagos, tejido conectivo, articulaciones etc.). Su principal función es atraer y retener agua, garantizando una correcta hidratación. No obstante, con el paso de los años, su presencia se va diluyendo y, con ella, la hidratación y elasticidad de los tejidos.
Las inyecciones de ácido hialurónico tienen un notable efecto regenerador sobre la epidermis, que recupera su capacidad de mantenerse hidratada y protegida frente a los efectos nocivos de la radiación solar. Asimismo, proporciona un mayor volumen y flexibilidad a la piel, difuminando las arrugas y líneas de expresión.
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