Ya os hemos contado de forma general cuáles son los distintos tipos de alopecia que existen. Hoy queremos profundizar en uno de ellos: la alopecia frontal fibrosante, un tipo de caída cicatricial definitiva de naturaleza autoinmune. Al contrario que otros tipos de alopecia, este es más frecuente en mujeres que en hombres, aunque se da en ambos. Asimismo, su incidencia está creciendo en España en los últimos años, lo que lo convierte en un problema cada vez más frecuente que nos interesa conocer y poder identificar. Así que, vamos a ello.
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¿Qué es la alopecia frontal fibrosante?
Se trata de uno de los tipos de alopecias cicatriciales, que se caracterizan por una destrucción progresiva de los folículos pilosos que termina por convertirse en una cicatriz en la que el pelo no vuelve a crecer. En el caso de la alopecia frontal fibrosante, el origen del problema es autoinmune: el propio cuerpo reacciona contra los folículos y los ataca hasta que “mueren” irreversiblemente.
De forma habitual, afecta a la primera línea del pelo, la conocida como zona de la diadema (que abarca el área frontal y lateral de la cabeza). Es decir, provoca un retroceso general de la línea de nacimiento del cabello, lo que supone un notable inconveniente estético. Puede afectar también a las cejas, las pestañas y otras zonas del vello corporal; así como provocar picores e, incluso, dolor moderado. Es más frecuente en mujeres, especialmente en aquellas en edades próximas a la menopausia. Los hombres, aunque de forma minoritaria, no se libran de padecer este tipo de caída, cuya incidencia está en auge en España en el último lustro.
Causas de la alopecia frontal fibrosante
Tanto en hombres como en mujeres, la realidad es que el origen de la alopecia frontal fibrosante no está del todo claro. Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que la inflamación, fruto de una reacción autoinmune, acaba destruyendo los folículos y generando una cicatriz en la zona afectada. ¿Qué elementos intervienen en este proceso? Principalmente, factores genéticos y autoinmunes, pero también hormonales y medioambientales.
En mujeres, suele aparecer frecuentemente relacionada con la menopausia (fenómeno hormonal) y el hipotiroidismo (enfermedad autoinmune). Por otra parte, si bien la influencia de los factores medioambientales aún no está identificada, podría ser una explicación plausible para el aumento exponencial de la incidencia de la enfermedad. La presencia de este tipo de caída capilar en hombres es muy infrecuente. Cuando se da, presenta los mismos patrones que en mujeres: pérdida de pelo en la zona frontal del pelo y las cejas, generalmente en hombres mayores de 50 años.
¿Cómo se diagnostica la alopecia frontal fibrosante en hombres?
El bajo número de casos en hombres y la ausencia de literatura científica provocan que el diagnóstico de este tipo de alopecia se suela dar en estados avanzados de la enfermedad. Además, tiende a confundirse fácilmente con otros tipos de alopecia más frecuentes, como la areata o la androgenética. Por ello, es muy importante prestar atención a síntomas específicos de la alopecia frontal fibrosante, como la inflamación en torno a los folículos (conocida como ‘eritema folicular’), la presencia de pelos solitarios y, sobre todo, la pérdida de pelo en las cejas. Nuestra recomendación, la de siempre: acudir cuanto antes a un profesional que sepa identificar el tipo de caída que sufrimos y darnos la solución adecuada.
¿Se cura la alopecia frontal fibrosante?
La respuesta rápida es, por desgracia, que no. Al tratarse de una patología autoinmune que destruye los folículos pilosos, estos no se recuperan y, por tanto, el pelo no vuelve a crecer. Se trata, además, de una enfermedad capilar bastante desconocida, difícil de identificar (especialmente en hombres) y, por tanto, compleja de abordar. Nos encontramos, pues, ante un tipo de caída irreversible que, no obstante, sí se puede tratar de ponerle freno.
Tratamiento para la alopecia frontal fibrosante en hombres
Al hilo del párrafo anterior, la alopecia frontal fibrosante no se puede vencer definitivamente, pero sí podemos tratar de mantenerla bajo control. La forma habitual de tratamiento consiste en combinar antiandrógenos con corticoides para controlar tanto el factor hormonal como la respuesta inflamatoria. De esta manera, en la mayoría de los casos se consigue mantener estabilizada la caída. Dichos medicamentos se pueden administrar de forma tópica, por vía oral o mediante microinyecciones en el cuero cabelludo. En este último apartado, tratamientos de última generación como el plasma enriquecido en plaquetas (PRP) pueden contribuir a frenar la caída y potenciar la regeneración capilar. Lo más frecuente es combinar los distintos tipos según lo requiera cada caso y el avance de la enfermedad.
En resumen, la clave para combatir la alopecia frontal fibrosante es un diagnóstico acertado y precoz que nos permita abordar el problema y evitar que vaya a más. En MAN Medical Institute contamos con los mejores especialistas y profesionales capilares para ayudarte en todo lo que necesites. Si sufres algún tipo de caída, pero no tienes claro cuál, no dudes en llamarnos. Te daremos el mejor diagnóstico sin compromiso alguno.