En el momento que te planteas perder kilos, lo más probable es que quieras hacerlo lo más rápido posible. Ya sabes, por quitarte el peso de encima cuanto antes. El deseo es lógico y comprensible, pero puede que no siempre sea la mejor opción. Las prisas no suelen ser buenas consejeras, tampoco en lo que al peso corporal se refiere. El mantenimiento de la línea es un proceso gradual y constante, en el que es más importante hacer las cosas bien que hacerlas rápido. Tanto para lograr el resultado deseado como para no perjudicar nuestra salud. Entremos un poco en detalle.
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No existe una fórmula mágica para bajar de peso
Esto es lo primero que debe quedar claro, que no existe la receta perfecta que funcione para todo el mundo. Perder peso y mantener la línea es una cuestión que depende en gran manera del metabolismo y las características fisiológicas de cada uno. Por lo tanto, la clave esencial en este ámbito pasa por encontrar la táctica que mejor nos funcione y, sobre todo, la mejor forma para mantener los logros alcanzados.
Perder peso, una ‘batalla’ a largo plazo
Bajar de peso es, en realidad, solo la primera parte del proceso. La segunda, y mucho más importante, es mantener la línea lograda. Si caemos en la tentación de querer completar esa primera fase de pérdida de peso rápidamente, es muy probable que luego se nos haga muy cuesta arriba la tarea de conservar lo conseguido.
Hablamos del tan temido y habitual efecto rebote, que suele aparecer cuando se producen grandes bajadas de peso debidas a dietas muy restrictivas. Ante la escasez de calorías y nutrientes, el organismo comienza a quemar grasa rápidamente, dando lugar a un célere adelgazamiento. Pero, en cuanto se recupera la rutina habitual, el cuerpo comienza a hacer acopio de nuevo en previsión de nuevas carencias, tirando por tierra todo lo logrado.
Entonces, ¿cuál es la mejor forma de perder peso?
Visto todo lo anterior, queda más o menos claro que la mejor estrategia suele ser hacerlo de forma progresiva. Al ir poco a poco, nos aseguraremos de que no se producen adaptaciones del metabolismo (la tumba metabólica de la que os hablábamos la semana pasada), así como de poder conservar los resultados a largo plazo.
Los métodos extremos, ya sea a través de dietas súper restrictivas o regímenes de ejercicio muy intenso, pueden dar lugar a pérdidas de peso aceleradas. Sin embargo, también son mucho más difíciles de mantener en el tiempo. En consecuencia, es muy fácil que hagan su aparición la frustración y la pérdida de fuerza de voluntad, llevando a abandonos y recaídas.
Déficit calórico, el gran aliado de la pérdida de peso
La receta básica e indiscutible para bajar de peso es estar en déficit calórico. Es decir, consumir menos calorías diarias de las quemadas. Siempre que se dé ese estado, el cuerpo deberá recurrir a las reservas calóricas acumuladas (la grasa corporal) para obtener la energía que necesita.
Dicho déficit calórico se puede conseguir mediante el control de la alimentación, el ejercicio o, mejor y más aconsejable, una combinación de ambas. No obstante, hay que tener cuidado con no llevar este concepto al extremo, pues es cuando comienza a volverse más difícil de mantener. No ser capaz de seguir el ritmo es el camino más directo hacia la recaída en los malos hábitos y, por ende, a recuperar los kilos perdidos.
Bajar peso lentamente: ¿cómo hacerlo?
En la progresividad reside la clave. En vez de pasar a no comer prácticamente nada de un día para otro, es muchísimo mejor ir adaptando poco a poco nuestra dieta a través de pequeños cambios diarios. Lo mismo con el ejercicio: si saltamos de una vida sedentaria a rutinas extenuantes, lo más seguro es que acabemos demasiado cansados y abandonemos rápidamente. Es mucho mejor idea empezar por una rutina muy suave e ir incorporando poco a poco ejercicios más exigentes que, además, combinen el trabajo de cardio con el de fuerza para potenciar la quema de grasas.
Siguiendo esta escalada progresiva, la adopción de los nuevos hábitos será un proceso suave y poco traumático. Iremos cambiando poco a poco nuestra rutina hasta que, sin darnos cuenta, acabemos integrando los hábitos saludables en nuestra vida, en vez de imponerlos de forma brusca.
Ya sabes cuál es la mejor estrategia para bajar de peso y, sobre todo, para mantener esa bajada. Si sientes que necesitas ayuda en este proceso, recuerda que en MAN Medical Institute estamos aquí para ayudarte. Nuestros expertos en nutrición y obesidad estarán encantados de acompañarte en el cambio que buscas en tu vida. No dudes en llamarnos.