El sobrepeso es una situación que se da cuando la masa corporal supera un determinado porcentaje. Este exceso de peso puede deberse a la musculatura, aunque lo más habitual es que se trate de una acumulación excesiva de grasa corporal. Cuando esto sucede, además de un problema estético, nos encontramos ante un potencial riesgo para la salud. No obstante, como en todo, existen distintos grados de obesidad. Hoy vamos a analizar la obesidad tipo 1, la más común en los países occidentales y uno de los principales factores de riesgo de enfermedades como las cardiopatías, la diabetes o la hipertensión.
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¿Cómo es la obesidad tipo 1?
El Índice de Masa Corporal o IMC es un cociente que mide la proporción entre el peso y la altura de una persona. Se calcula dividiendo los kilogramos de peso por el cuadrado de la estatura en metros (IMC = peso [kg] / estatura [m2]). El sobrepeso se da cuando el IMC excede de 25.
Por su parte, podemos hablar de obesidad tipo 1 cuando el índice de masa corporal (IMC) se sitúa entre 30 y 34,9. Esto supone que su proporción de masa corporal respecto a la altura es un 30-35%% superior al punto medio. Se trata del grado más bajo de obesidad, pero no eso no significa que esté exento de riesgos.
Riesgos y complicaciones de la obesidad tipo 1
Aunque la obesidad tipo 1 no llega a suponer el peligro de grados superiores como la obesidad tipo 2 o la mórbida, esto no quiere decir que resulte inocua. El exceso de peso corporal agrava sobremanera el riesgo de sufrir patologías como la hipertensión, la diabetes, diversas cardiopatías y algunos tipos de cáncer, como los gastrointestinales.
Pero los problemas de la obesidad no se limitan a ser un factor de riesgo de otras enfermedades. La acumulación excesiva de grasa corporal también tiene una serie de efectos negativos directos sobre el cuerpo. Hablamos de cuestiones como los problemas de movilidad o las molestias musculares y articulares. Además, el exceso de grasa visceral, el tipo de grasa más peligroso de todos, puede llegar a ejercer presión sobre los órganos internos, como los pulmones, provocando dificultad para respirar y sensación de ahogo. Esto, a su vez, puede interferir con el descanso a través de la apnea del sueño, generando cansancio y fatiga.
¿Qué causas inducen a padecer obesidad tipo 1?
Tal y como avanzábamos al principio, la obesidad tipo 1 es la más común en los países occidentales. Es la consecuencia natural de los problemas de sobrepeso debidos, sobre todo, a la mala alimentación y los hábitos sedentarios. La ingesta excesiva de alimentos poco saludables y la falta de actividad física provocan que la grasa se vaya acumulando de forma progresiva hasta desembocar en obesidad.
Sin embargo, aunque son los principales, la dieta y la ausencia de movimiento no son los únicos motivos detrás de este problema. Existen también otros factores condicionantes como los genéticos y los hormonales que inducen su aparición. Asimismo, también influyen aspectos ambientales y socioeconómicos, como el estrés, la falta de tiempo y/o recursos que invertir en la alimentación y el ejercicio, o la salud mental, entre otros.
Cómo combatir la obesidad tipo 1
Hemos intentado poner de manifiesto los múltiples riesgos asociados a la obesidad y, en consecuencia, la importancia de evitar su aparición y combatirla cuando se presenta. ¿Cómo podemos llevar a cabo esto último? Vamos a verlo:
Cambio de hábitos
Es la base esencial. Si la principal causa detrás de la obesidad está relacionada con el estilo de vida, para luchar contra ella resulta imprescindible acabar con estos hábitos perjudiciales. Una dieta puntual, sobre todo si se trata de un plan radical, no suele ser la solución (puede llegar, incluso, a ser contraproducente si se hace mal). El cambio en la forma de alimentación tiene que ser de fondo y sostenido en el tiempo. Además, debe ir acompañado de la práctica regular de ejercicio, de buenas rutinas de descanso y, en definitiva, de una transformación en el estilo de vida.
Tratamientos contra la obesidad
El punto anterior es imprescindible, sí, pero puede resultar insuficiente. En ocasiones, se hace necesaria una ayuda externa que constituya el punto de inflexión para el cambio de vida. Por suerte, los métodos para el tratamiento de la obesidad y el sobrepeso han avanzado sobremanera y existe una amplia variedad de opciones y soluciones eficaces, seguras y poco invasivas. Entre ellas, destacan las siguientes:
1. Balón gástrico:
El balón gástrico es la primera alternativa no quirúrgica. Consiste en la introducción de un balón de silicona médica por laparoscopia (vía oral) en el estómago. Durante los 6 o 12 meses que dura el tratamiento, el balón reduce la capacidad de ingesta y aumenta la sensación de saciedad. permitiendo perder entre 10 y 25 kilos.
2. Método POSE:
El método POSE permite cambiar la forma y el tamaño del estómago sin necesidad de cirugía. Mediante laparoscopia, se llevan a cabo una serie de pliegues en el estómago que reducen su capacidad entre un 30 y un 40%. Una vez alcanzado el objetivo de adelgazamiento, la intervención es completamente reversible, devolviendo al estómago a su estado original.
3. Método Apollo:
El método Apollo es otro de los tratamientos más demandados. Se realiza también por laparoscopia, practicando una serie de suturas en diferentes puntos del estómago, que se unen para reducir su tamaño. Igual que en el caso anterior, cumplido determinado plazo, la operación se revierte para volver a la normalidad.
Ya conoces los graves riesgos de la obesidad y cómo puedes evitarlos. Si necesitas ayuda, no lo dudes y acude a los mayores especialistas en el tratamiento de la obesidad de Europa. Confía en MAN Medical Institute, estamos aquí para ti.