La cuestión de los hábitos de vida es un tema recurrente en este blog. Solemos hacer referencia a la necesidad de apostar por buenos hábitos como la llave hacia una mejora en nuestro aspecto y nuestra salud. También a cómo ciertos cuidados, convertidos en rutina, pueden contribuir a hacernos más atractivos y felices. Esta vez queremos exponer cómo ciertos hábitos que damos por buenos y positivos en realidad resultan contraproducentes.

Un exceso de información no siempre correcta

Internet, la publicidad y los mitos populares están llenos de malos consejos y prácticas erróneas que damos por válidas, pero que pueden llegar a ser perjudiciales. Ya sea por equivocación, desconocimiento o mala fe, muchas de las modas y mensajes que nos llegan esconden hábitos que no nos hacen ningún bien. O que pueden ser recomendables para ciertas personas y situaciones, pero en absoluto extrapolables a todo el mundo. Sería imposible abordar toda la información de este tipo que circula por ahí, así que vamos a centrarnos únicamente en los más habituales y reiterados en el tiempo.

Los hábitos inadecuados que solemos dar por buenos

Los hay de todo tipo y referidos a casi cualquier aspecto de nuestras vidas, pero los más comunes suelen estar relacionados con la alimentación y las soluciones milagrosas para adelgazar. Echemos un vistazo a los 5 más frecuentes:

1. Saltarse comidas

Es una práctica muy extendida, sobre todo (aunque no solo) entre quienes pretenden perder peso. La comida del día más afectada por esta indebida política de recortes suele ser el desayuno. Lo cierto es que es un notable error, ya que el desayuno es una de las comidas más importantes del día, que nos da el aporte de energía necesario tras toda la noche en ayunas. Prolongar en exceso el tiempo entre comidas es contraproducente, ya que el organismo reacciona haciendo un mayor acopio de grasa del que debería como medida preventiva ante la falta de ingesta. Asimismo, pasar muchas horas sin comer nos hace llegar a la siguiente comida con más hambre y, por ende, ingerir más de lo que necesitamos.

2. Beber poca o demasiada agua

Es bastante frecuente que bebamos una cantidad insuficiente o excesiva de agua. Mucha gente bebe menos de lo que debería, lo cual afecta negativamente al tránsito intestinal, a la síntesis de las grasas, a la depuración del organismo y otro gran número de funciones vitales. Por otro, muchas otras personas se dejan llevar por el eslogan de “beber, al menos, 2 litros de agua al día” y consumen agua por encima de lo que su cuerpo demanda. Este otro extremo es menos habitual, pero igual de peligroso llevado a cierto punto: puede provocar retención de líquidos, hinchazón, sudoración excesiva, un sobreesfuerzo renal e, incluso, una intoxicación por agua cuando el sodio de las células corporales se disuelve en el exceso de líquido.

3. Eliminar por completo las grasas de la dieta

Tal y como explicamos en el post sobre los distintos tipos de grasa, esta es un elemento fundamental del organismo y un nutriente necesario para su correcto funcionamiento. Mucha gente cree erróneamente que eliminar las grasas de la alimentación es beneficioso y ayuda a adelgazar. Pero nada más alejado de la realidad. Las grasas “buenas” son necesarias para la función metabólica, para la absorción de otros nutrientes y para mantener a raya el colesterol. Lo que debemos evitar son las grasas trans y saturadas, y apostar por las grasas insaturadas de origen vegetal.

4. Evitar el gluten sin ser celíaco

En los últimos tiempos, el gluten (una proteína presente en la mayoría de cereales) ha vivido un proceso de demonización. Muchas personas han decidido eliminarlo de su dieta sin ser celíacas, creyendo que así lograrían adelgazar y estar más sanas. Pero la realidad es que esta decisión, tomada sin justificación ni supervisión, puede conducir a severos déficits nutricionales al eliminar de golpe un enorme bloque de alimentos. No existe ninguna evidencia científica que aconseje este paso sin ser obligado por la intolerancia.

5. Confiarlo todo a los productos light

La etiqueta light goza de una muy buena consideración. Todos aquellos productos que la portan son vistos con buenos ojos y considerados saludables. De hecho, muchas personas deciden basar sus pautas de alimentación exclusivamente en este tipo de productos, creyendo así estar ingiriendo comidas mucho más sanas. Sin embargo, la denominación light solo significa que un determinado producto tiene, al menos, un 30% menos de calorías que su versión ‘normal’. Esto puede conseguirse reduciendo los niveles de grasas o azúcares, pero sigue sin garantizar que el número total de calorías no continúe siendo excesivo, ni que el resto de ingredientes que lleva no sean insanos. Por lo tanto, lo verdaderamente aconsejable no es fijarse en si un producto es light o no, sino en qué lleva y en qué proporciones.

Los buenos hábitos son una cuestión de equilibrio, no de restricciones

Vista esta colección de malas prácticas habitualmente tomadas por saludable, no nos queda más que repetir otro de nuestros mantras habituales. Los hábitos saludables no consisten en restringir o consumir X o Y producto o alimento. No son dietas temporales ni contar calorías. Un estilo de vida saludable va mucho más allá de eso, es un conjunto de prácticas integradas y constantes, pero flexibles. Se basa en llevar una alimentación equilibrada, en la que haya de todo en una proporción adecuada; en moverse lo máximo posible, en mantenerse activo pero aprender a descansar; en controlar el estrés y la ansiedad… Pero, sobre todo y ante todo, en jamás convertirlo en una obsesión, sino en una dedicación firme pero moderada.

Recuerda, si necesitas ayuda, puede contar con nosotros

El estilo de vida saludable debería ser un patrimonio común de todo el mundo. No obstante, es muy común que quienes más se planteen la cuestión de los hábitos saludables, cuáles lo son y cuáles no, sean personas con dificultades para seguirlos o, al menos, para ver sus resultados. Y es que, por desgracia, en ocasiones no son suficientes sin una ayuda externa, un empujón que represente un punto de inflexión en el cambio de vida. Afortunadamente, los métodos y tratamientos han avanzado sobremanera, existiendo actualmente técnicas increíblemente eficaces, seguras y poco invasivas para perder peso, como el balón gástrico o los métodos POSE y Apollo. 

En MAN Medical Institute, como especialistas con un largo recorrido en el tratamiento del sobrepeso y la obesidad, somos plenamente conscientes de esta dura realidad. Por ello, queremos reiterar que, si este es tu caso, si necesitas ayuda, estamos aquí para ti.

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